Me gustaría mencionar a Anakin Skywalker. Sabes quién es porque lo has visto en los episodios 4-6, pero aún así, cuando arranca el episodio 1 y lo ves de pequeño eliges creer que tal vez no sea así, que tal vez la historia será diferente. El episodio 3 llega y, a pesar de conocer el desenlace, sigue doliendo la elección del lado oscuro.
Gran ejemplo. Darth Vader es justamente eso: las señales están todas ahí pero no las querés ver, elevado al máximo, ¿no? Es como una traición doble: primero al personaje, después a vos mismo como espectador que se aferra a una esperanza irracional. Tengo que ver las precuelas, porque me perdí una masterclass en traición narrativa.
Me gustaría mencionar a Anakin Skywalker. Sabes quién es porque lo has visto en los episodios 4-6, pero aún así, cuando arranca el episodio 1 y lo ves de pequeño eliges creer que tal vez no sea así, que tal vez la historia será diferente. El episodio 3 llega y, a pesar de conocer el desenlace, sigue doliendo la elección del lado oscuro.
Gran ejemplo. Darth Vader es justamente eso: las señales están todas ahí pero no las querés ver, elevado al máximo, ¿no? Es como una traición doble: primero al personaje, después a vos mismo como espectador que se aferra a una esperanza irracional. Tengo que ver las precuelas, porque me perdí una masterclass en traición narrativa.
Siempre son una buena elección, tanto la trilogía original como las precuelas.
Una lástima que no pueda decir lo mismo de las obras más actuales del universo Star Wars.