Mi libro
Estoy en la antesala de lo que, con una mezcla de vértigo y alivio, será la publicación de la primera de una serie de antologías de relatos. Pienso en este momento como en la pausa entre dos respiraciones, ese instante en que lo que fue un murmullo en la mente se prepara para ser un eco en el mundo.
Dicen que los libros no se terminan, simplemente se abandonan. Quizás eso sea cierto. Quizás cada relato que acá ofrezco no es más que el rastro de una rendición placentera, la huella de haber soltado el teclado justo a tiempo, antes de que el rigor de la perfección lo volviera un esqueleto de sí mismo.
En estas páginas te esperan cuatro relatos cortos, destilados para ser saboreados en esa pausa que nos regala el día, aquel lapso en el que la urgencia cede y el tiempo se estira, vamos, cuando nos sentamos a cagar. Son piezas breves, tan fugaces que apenas te tomarán diez minutos. Pequeñas dosis de una realidad alternativa: cada relato orbita un mismo sol negro, secretos que devoran a quien los guarda.
Si te animás, en menos de diez minutos vas a reír nervioso, fruncir la nariz y preguntarte qué parte tuya murió un poquito. Si tardás más, quizá debas culpar al cuento, no a tu digestión.
Actualización. Cambié el nombre del libro. Era Peligro: este libro se contiene a sí mismo.
Ahora es El hambre interior.
Primeros bocetos de la tapa: