Quise dejar
Quise dejar el vino
unos meses,
porque algún pelotudo
me dijo
que la abstemia
te llena de energía,
Uno se siente mejor,
Y que se vive más.
Yo,
estúpido y crédulo,
probé.
No sé qué mierda
entienden ellos
por energía,
pero ese vértigo eléctrico,
ese cosquilleo nervioso,
esa locura constante
de pupilas dilatadas
y mandíbula tensa,
no es lo mío.
Así que volví al vino,
a su abrazo lento,
a la compañía cálida
y al cansancio delicioso.
Prefiero hundirme suavemente
en un vaso rojo
que quemarme
rápido
en una línea blanca.